– Tío, Nuria me ha dejado. Estoy hecho polvo.
– Lo siento macho ¿Y cuándo ha sido?
– El sábado quedó conmigo y me lo dijo. Me dijo que se acabó para siempre.
– ¿Y por qué te ha dejado?
– Las tías son todas unas superficiales. Me dijo que ya no le gustaba. Que
no le atraía físicamente, que estoy gordo y me estoy quedando calvo…
– Hombre, la verdad es que te estás descuidando bastante.
– Ya sí, pero lo valioso de una persona está en el interior. Fijarte solo
en el físico es de ser una superficial de mucho cuidado.
– ¿Y qué más te dijo?
– Que le parecía un ignorante y un vago ¡Ya ves que estupideces!
– Bueno Paco, culto, culto… no eres. Yo solo te he visto con el Marca y
solo te lees los titulares. Y trabajador… llevas años parado sin hacer nada.
– Sí, pero eso no es lo importante. No todos vamos a ser profesores
universitarios. Me gusta vivir tranquilo sin que abuse de mí un empresario
explotador. Nuria solo ha visto eso y no ha sabido mirar dentro de mí. Y luego
que si no soy gracioso ni detallista ni elegante ni educado… ¡Me ha hecho
menudo retrato!
– No quiero ofenderte Paco, pero es que tampoco has tenido ni un detalle
con ella en ocho años. Y tampoco eres el rey de la fiesta. Estás todo el día
viendo fútbol y enganchado a Internet. A lo mejor sí que has descuidado un poco
la relación…
– Joder Luis ¿Tú también? Lo realmente importante, lo que tiene valor de
verdad, es lo que auténticamente somos, nuestro ser. Lo demás va y viene, es
efímero, es solo superficie.
– Vaya Paco, te has vuelto muy filósofo. Pero recapacita: eres feo, gordo,
calvo, ignorante, vago, no tienes gracia, ni detalles, eres maleducado y poco
elegante en el vestir ¿Qué crees que podías ofrecer a Nuria para que te
quisiera?
– Macho Pedro, pues lo esencial, mi maravilloso yo
interior.